
La Virgen y el Niño, Roberto Ferruzzi
De ordinario, suele alabarse la virginidad de María, su concepción inmaculada o, sobre todo, su maternidad divina. «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron», exclamó una voz entre la muchedumbre y siguen ahora exclamando los cristianos. Pero Cristo responde:»Más bien, dichosos los que creen en la palabra de Dios y la cumplen.». Cristo no dice, no puede decir que haya otros seres más dichosos que su madre. Lo que sí afirma es que la razón principal de la bienaventuranza de María no consiste en haber concebido al Hijo de Dios, sino en haber creído en Él. (José María Cabodevilla)
Feliz día del Señor. Celina








