
Si el hombre no se esfuerza por llegar a ser un don para los demás, su libertad puede revelarse peligrosa. Se convertirá en una libertad de hacer lo que yo considero bueno, lo que me procura provecho o placer. Si no acepta la perspectiva del don de sí mismo, subsistirá siempre el peligro de una libertad egoísta.
(San Juan Pablo II)
Feliz día del Señor. Celina








